La responsabilidad bien entendida, asumir las cosas que nos conciernen y sentirse bien por ser una persona responsable de sus actos.
De esto os hablamos en este tercer mes del año.
Saciar una necesidad nos produce satisfacción.
Cuando te sientes satisfecho aumenta la confianza que tienes en ti mismo, especialmente cuando la satisfacción la generan tus propias capacidades o tu comportamiento. Por ejemplo, si te sientes satisfecho por haber ganado una carrera, la confianza en ti mismo aumentará, porque habrás comprobado que eres un buen corredor. Y si, además, has estado entrenando duro para esa carrera, todavía más. En ese sentido, quiero hacer referencia a la cultura del esfuerzo, que parece que últimamente hemos olvidado un poco (lo queremos todo aquí y ahora, tendemos a sobreproteger a los niños y les acostumbramos a que lo consigan todo con demasiada facilidad). Con el esfuerzo la persona avanza y, consecuentemente, también la sociedad.
Y cuando te esfuerzas y consigues tu objetivo, la satisfacción es la mejor recompensa. De hecho, se puede incluso experimentar satisfacción en la derrota. Volviendo al ejemplo de la carrera, si no ganas la carrera pero has conseguido mejorar el resultado anterior, ¡es un gran logro y puedes sentirte satisfecho!
Por tanto, es importante que aprendamos que la satisfacción tiene que venir marcada por nuestro propio comportamiento, nunca supeditada a los demás.
Superarte a ti mismo te llena de orgullo.
Audición de Mozart
Concierto para Piano No. 17 en Sol Mayor, K. 453: III. Allegretto, presto
Ficha de trabajo individual
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