Gratitud: esta es la emoción con la que empezamos noviembre. Y generosidad es el valor de este mes


Ser generoso es uno de los rasgos más apreciados en el el ser humano. Darlo todo sin esperar nada a cambio.

 La gratitud es el alma de la palabra gracias, y es un sentimiento de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o se recibirá. Y se multiplica cada vez que eres capaz de ver, en lo cotidiano, un regalo: en la sonrisa de un amigo, en una canción, en la comida…


La gratitud es un sentimiento puro y profundo, además de poderoso. Es capaz de cambiar nuestra actitud, nuestro estado de ánimo, nuestra manera de interpretar nuestras circunstancias y la realidad que nos rodea. Además, también tiene la capacidad de cambiar las respuestas o reacciones de nuestros interlocutores, y en última instancia, de transformar nuestras relaciones. Podríamos decir que ‘gracias’ es, sin lugar a dudas, una palabra mágica. La gratitud te enseña a disfrutar más de la vida. Es la entrada a la felicidad.

Creo firmemente en ello. Cuando no valoramos lo que tenemos, cuando nos pasamos el día quejándonos por lo que no tenemos o conseguimos, es inevitable que nos invada un sentimiento de insatisfacción. Centrar nuestra atención en todo aquello negativo, sin duda, no contribuye a nuestra felicidad. Es curioso ver cómo personas, ante las mismas circunstancias, reaccionan de maneras muy diferentes. Todos conocemos a personas que son felices con lo que tienen, que saben afrontar las adversidades y, cómo no, saben valorar y agradecer todo lo bueno que les ofrece la vida. Y no hace falta decir que también conocemos personas a las que les pasa todo lo contrario. A pesar de tenerlo todo, siempre se muestran insatisfechas o infelices.

Dar las gracias por las pequeñas cosas que nos regala la vida nos ayuda a centrar nuestra atención en todo lo bueno que nos rodea. ¡Nos ayuda a ser felices y a tener mejores relaciones con los demás! Podríamos hacer todos un ejercicio en esta línea. O como nos propone el emocionario, tener un diario de la gratitud. Escribir cada noche en él aquellas cosas por las que estamos agradecidos, ¡es una forma perfecta de acabar el día! (y nos queda un recuerdo precioso y una buena herramienta para releer de vez en cuando). Y para quien no sea muy amigo de los diarios, puede realizar la actividad en familia. El momento de la cena puede ser perfecto para que todos los miembros de la familia compartan con sus seres queridos aquello por lo que se sienten agradecidos. Otra alternativa es el momento de irse a dormir. Arropar a los peques mientras hacemos memoria de aquello que durante el día nos hace sentir agradecidos, puede convertirse en un momento delicioso.

Ficha de trabajo de la Gratitud

Escuchamos: Meditación de Thais (Jules Massenet)


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