La segunda emoción de mayo no es una, son dos: Celos y Envidia

 Algunos dicen que los celos y la envidia son lo mismo, pero no es así, aunque es cierto que ambas emociones van de la mano. Son parásitos que devoran tu alegría. No les interesa que a ti te vaya mejor, sino que al otro le vaya peor. Sin embargo, entre los celos y la envidia hay claras diferencias.


Los celos te dificultan compartir aquello que consideras tuyo, como el amor de un ser querido. Son una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Los celos, por lo general, involucran a tres personas y están conectados con el tener. La persona afectada por los celos está respondiendo a lo que percibe como una amenaza que un tercero representa para una relación que ella considera valiosa (pareja, padres, hermanos, amigos...). Entre las principales características de los celos destacan una serie de pensamientos negativos y sentimientos que la persona va acumulando dentro de sí misma, como la inseguridad, el miedo, la impotencia, la ansiedad, la ira o el resentimiento. Todo esto acompañado de la creencia de que está perdiendo a su objeto apreciado.

La envidia, en cambio, no nace de lo que tú tienes, sino de lo que el otro tiene: es un sentimiento en el cual existe tristeza y dolor, que surgen cuando alguien posee aquello que tú deseas. La R.A.E la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee. La envidia involucra a dos personas y está conectada con el no tener. La persona envidiosa quiere algo que le pertenece a la otra persona, y no quiere que esa otra persona lo tenga. El objeto de la envidia puede ser el compañero de la otra persona, una buena relación, un rasgo deseable como la belleza o la inteligencia, una posesión, el éxito o la popularidad.

Si los celos y la envidia se confunden tanto, es porque la envidia tiene una connotación más negativa. Es un sentimiento de hostilidad hacia otro, que se percibe como superior, y se acompaña de un deseo de poseer esa ventaja y destruir la superioridad. En cambio, los celos, parecen mitigados por el sentimiento de amor que hay en una relación que se considera valiosa. Por tanto, muchas veces se emplea erróneamente "celos" en lugar de "envidia", pero pocas veces ocurre al revés. Es habitual oír que alguien tiene celos de otra persona porque, por ejemplo, le ha tocado la lotería, cuando en realidad lo que siente es envidia. 

 Los celos normales (no vamos a entrar en los patológicos, muy destructivos, que sufren personas con desequilibrio emocional) me parecen una respuesta emocional lógica en ciertas situaciones. Los sientes por la preocupación o el miedo de perder a un ser querido, y generalmente esta clase de celos están fundamentados en hechos concretos, pero se resuelven con facilidad mediante el diálogo o ciertas pautas sencillas. Sin embargo, la envidia, aunque vemos que surge en los primeros años de vida y es universal, creo que hay que saber tratarla para poder gestionarla adecuadamente (¡ojo! ¡los celos también hay que saber gestionarlos adecuadamente!). A veces, utilizamos la expresión de forma mecánica y creo que tendríamos que intentar desterrarla de nuestro vocabulario. Cuando a alguien le pasa algo estupendo (se va de vacaciones, le toca la lotería o cualquier otra cosa) solemos oír: "¡qué envidia!". 

Ficha de trabajo de la doble emoción

 

 Audición de Vivaldi: de las 4 Estaciones: Presto de la Primavera

Comentarios