Dispositivos digitales ¿Para qué?

"El reto de la educación no está en atender del codo hacia abajo —los dedos— para manipular los artefactos, sino del codo hacia arriba —las neuronas— para comprender el mundo en el que manipularlos"
Antonio Rodríguez de las Heras





Aprender a ser, una aprendizaje tan necesario 


El proceso creciente de digitalización que vivimos está generando una profunda transformación en nuestras maneras de relacionarnos, aprender, educar, trabajar, liderar personas, proyectos y organizaciones. Ya no usamos herramientas digitales, vivimos en una sociedad digital con nuevas normas, códigos, peligros, habilidades y aprendizajes. Nuevos comportamientos, nuevas miradas de las que los niños y la escuela, junto a familias y maestros no deben escapar, miradas que hay que afrontar.

Lo digital no es sólo un conjunto de tecnologías, es, sobre todo, una nueva manera de hacer las cosas. Tiene que ver más con el ámbito de la cultura que con el de la tecnología. Está más relacionado con el ser que con el estar, y más con el saber estar que con el saber hacer. Y a la larga, su impacto no está tanto en hacer lo mismo de siempre con otras herramientas como en hacerlo de una manera sustancialmente diferente.


"Aprender hoy, es aprender a pensar, a ser, a hacer, a conectar conceptos, a comprender, a convertir la información en conocimiento"



Infancia, Pre-Adolescencia y presencia digital

Hace años, cuando la televisión y los inventos posteriores no habían invadido los hogares, ser adolescente ya era una tarea complicada: ¡saber quién soy yo, y para qué estoy aquí!

Llegó el siglo XXI y trajo el mundo digital. Nos convertimos en "ciborgs" dependientes de los dispositivos, y dejamos de ser humanos para estar sujetos al ritmo que imponen la atención innecesaria de teléfonos, apps sociales, correos electrónicos, WhatsApp, Instagram,...esto para un pre-adolescente y adolescente es una tarea doble: No sé quién soy yo y, además, debo construir mi segunda identidad: la digital. Una identidad y una presencia repletas de impulsividad, sin uso del freno para pensar, para planificarse, para pensar en las consecuencias de estar continuamente prestando solamente atención a estímulos digitales que agotan su energía y su tiempo. No hay tiempo para todo, obviamente, y el uso innecesario de tecnologías crea dependencia, y todos sabemos qué efecto psicológico tiene la dependencia: vivir en un clic que si se deja de tener da paso a la irritación, la ira, la violencia. 


El uso permanente y precoz de dispositivos con redes sociales abiertas nos debería hacer reflexionar sobre los riesgos perfectamente explicados en ‘MADRES HACIENDO PORNO', una SERIE DOCUMENTAL que reflexiona sobre la pronografía y la educación sexual de los jóvenes. Cinco madres protagonizan este experimento sociológico que reflexiona sobre el poder que ejerce la pornografía en la educación sexual de los jóvenes. 

O que pensar de las violentas conversaciones (al borde del delito) que conducen a selfies, imágenes, vídeos compartidos que quedan en la "nube" y que pueden ser usados de manera cruel o delictiva. Todo es hackeable, manipulable, pasando a estar fuera de nuestro control. La intimidad parece no existir, y el pudor se cambió por exhibicionismo, por no hablar de como crece el uso de un lenguaje agresivo y ofensivo, y violento que se desliza hacia lenguaje misógino y conspiranoico, xenófobo, etc. bordeando delitos de odio identitario. La ciberintolerancia en términos generales es un altavoz que difunde valores "contra todos" que dificulta la convivencia en términos respetuosos.



Necesitamos inteligencia, emociones, pensamiento y alma

No necesitamos teléfonos más inteligentes. Necesitamos niños, personas inteligentes y éticamente sensatas. Personas que trabajemos con la tecnología, siendo sostenibles y respetuosos con el planeta: no podemos seguir esquilmando el planeta para crear tecnología innecesaria, que no para de espiarnos. Le estamos dando nuestra información a cambio ocio, ofreciéndoles, en el fondo, nuestro control. Nos están manipulando, a los más jóvenes más que a ningún otro, y les estamos concediendo el poder de saber todo sobre nosotros. 

Solamente un par de preguntas al aire...antes de terminar.

¿De qué modo las redes sociales reflejan lo que de verdad ocurre?, ¿Cómo se configura la realidad a través de los motores de búsqueda, o esos mundos alternativos y falsarios de Internet en los que no sabemos que hay de realidad o de falsedad? ¿Viven nuestro estudiantes en una plano de Realidad o de Ficción? ¿Qué esperan ellos de ellos mismos en este estar y existir?


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