Se trataba de celebrar un día donde todos conviviésemos con todos. Donde los más pequeños del colegio se mezclasen con los más grandes. Se trataba de que los niños disfrutasen. Jugasen. Y se ayudasen entre ellos. Sonrieran juntos, y aprendieran a jugar con unas normas y en equipos ¡¡¡¡ Y vaya si se consiguió!!!! Aprendieron a tejer lazos de ayuda y de agradecimiento.
Los días de celebración y juego ordenado son una manera esencial de aprender.
De convivir. Somos seres sociales y lúdicos.
Tenemos necesidad de movernos, de vivir al aire libre, de salir de la rutina diaria.
La escuela tiene que estar viva.
La escuela facilita y promueve espacios y tiempos de socialización y de libertad acordada, tan importantes como los de aprendizajes individuales.
La escuela facilita y promueve espacios y tiempos de socialización y de libertad acordada, tan importantes como los de aprendizajes individuales.
En la escuela se aprende a convivir con el conflicto y a resolverlo con acuerdos democráticos, con la escucha activa. Se aprende haciéndolo, viviéndolo e interiorizándolo.
Desde la diez y media de la mañana, en la zona techada deportiva, se hicieron juegos para los equipos heterogéneos en edades, carácter, intereses...
Traga-bolas, juego de la rana, pesca de peces, carrera con tapones, bolos, circuito con túnel y setas, juego de zapatos, y para terminar maquillajes.
Se vivieron momentos muy entrañables mientras se desarrollaron las actividades; comimos bollu preñáu tamaño gigante, bailamos músicas pegadizas y muy movidas y nos marchamos con el fin de semana por delante para descansar y pasarlo en familia.
Aquí incluimos las fotos del evento y en el siguiente post un MP4 con fotos y música.
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